¿Qué pasará cuando los servicios de transporte colaborativo -como Uber- se conviertan en la opción por defecto para moverse por las ciudades? ¿Y cuándo los coches autónomos nos permitan llegar a cualquier punto sin necesidad de preocuparnos por donde aparcar y otras nimiedades? La conclusión, al menos para la consultora KPMG, es más que clara: no tendrá sentido tener vehículos en propiedad.
Según un estudio recién publicado por esta firma, más de la mitad de los sedanes que se comercializan en Estados Unidos dejarán de venderse para el año 2030 a causa de estos dos factores. De acuerdo a su investigación, los servicios colaborativos con vehículos autónomos se lanzarán primero en áreas urbanas y suburbanas densamente pobladas, justo donde Waymo (propiedad de Alphabet) y General Motors ya han anunciado el lanzamiento de esta clase de propuestas comerciales.
Estos nuevos servicios, más baratos que el actual Uber, permitirá que para dentro de poco más de una década ya no sea necesario un sedán para ir a trabajar ni a hacer recados. Conforme más y más familias abandonen la obsesión por la propiedad del vehículo, veremos un “declive vertiginoso” en las ventas de sedanes a menos de 2,1 millones de automóviles de esta clase al año en 2030, siempre en el mercado norteamericano, frente a los 5,4 que se comercializan actualmente.
Cómo serán las carreteras y vehículos en la era del coche autónomo
Esta tendencia, en cambio, no afectará a otra clase de vehículos con casos de uso diferenciales o complementarios, como los coches de mayor tamaño, todoterrenos o automóviles muy pequeños y fáciles de aparcar en el centro de las urbes.
De lo que no cabe duda es que acabar con la obsesión por la propiedad del vehículo para pasar a una aproximación como servicio, en la que podamos llamar a un coche sin conductor cuando lo necesitemos, será todo un shock cultural para gran parte de la sociedad.
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