Hasta ahora, habíamos visto objetos impresos en 3D aplicados a toda clase de industrias verticales, desde la automoción hasta la construcción de viviendas, pasando por la fabricación de picos de pan o la producción de órganos para preparar complicadas operaciones quirúrgicas. Pero nunca se había comprobado la utilidad de esta tecnología en un entorno tan crítico como puede ser una central nuclear.
Hasta ahora, ya que la central nuclear de Krško, en Eslovenia, ha implementado con éxito un impulsor impreso en 3D para una bomba de protección contra incendios que se encuentra en funcionamiento rotativo constante. Se trata de un elemento clave en la instalación nuclear, ya que la bomba de agua proporciona presión para el sistema de protección contra incendios de la central.
El impulsor original llevaba en funcionamiento desde la puesta en servicio de la central en 1981 y su fabricante original ya ha cesado su actividad, por lo que los gestores de la planta optaron por contratar a Siemens para replicar la pieza original mediante la impresión 3D y la ingeniería inversa. Así, esta tecnología permite a las centrales veteranas seguir en funcionamiento y alcanzar o, como en e caso de Krško, incluso superar su vida útil prevista.
Satisfacer los estrictos requisitos de calidad y seguridad de la central nuclear de Krško requirió muchos ensayos, incluyendo tests de materiales de un instituto independiente, así como un análisis mediante tomografía computarizada. Todos ellos mostraron que las propiedades materiales de la pieza 3D eran incluso superiores a las de la pieza original.
La central nuclear de Krško se encuentra entre las más destacadas de Europa según el Grupo de Reguladores Europeos de Seguridad Nuclear en términos de seguridad, de acuerdo con evaluaciones motivadas por el accidente en Fukushima. Suministra más de un cuarto de la electricidad de Eslovenia y un 15% de la de Croacia, por lo que es de importancia vital para la región.
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