La impresión 3D es uno de los paradigmas tecnológicos no sólo más interesantes de la actualidad sino también uno de los que más rentables puede llegar a ser en próximos años. No en vano, y gracias a la multitud de aplicaciones de esta tecnología (desde la sanidad hasta la fabricación personalizada, pasando por la comida en sí misma), este mercado ya movió el pasado año nada menos que 11.000 millones de dólares en todo el mundo. Y se espera que la tendencia siga en alza, al menos durante los siguientes tres cursos.
Tanto es así que está previsto un crecimiento de la industria de la impresión 3D en torno al 27% anual, hasta llegar a facturar unos 26.700 millones de dólares en 2019. Unos datos extraordinariamente positivos que invitan a un gran optimismo de cara a este segmento de actividad.
Así lo cree al menos la firma de análisis IDC, cuyos expertos afirman que la impresión 3D ya es una realidad del día a día en industrias como la automoción o la exploración aeroespacial, aunque ahora tiene el reto por delante de asentarse en nuevas áreas de negocio como la educación, salud o la industria.
Para lograrlo, las impresoras 3D comenzarán a bajar de precio, volviéndose más asequibles para pequeñas empresas y a consumidores finales. Además, los materiales que se suelen emplear en este tipo de procesos, principalmente derivados del plástico, también verán caer su precio de forma notable, favoreciendo un ecosistema de producción más activo.
China liderará el desarrollo de la impresión 3D
El Gigante Asiático liderará este crecimiento de la industria de la impresión 3D en los próximos tres años, tanto en la parcela de hardware como de servicios. Junto a China, el resto de la zona asiática, junto a Estados Unidos y Europa Occidental, seguirán siendo los grandes mercados de este segmento de negocio. En concreto, estas tres zonas concentraron el 59,2% de la facturación de esta industria en 2014, pero en 2019 acapararán el 70% de toda la facturación del planeta.
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