Todos recordamos el problema que Samsung experimentó con los Galaxy Note 7 y sus baterías, con casos puntuales en los que explotaban y que llevaron a las principales aerolíneas del mundo a embarcar con este modelo en sus líneas. Una preocupación que ha ido quedando en el olvido con sus posteriores modelos, pero que avivó el interés de las autoridades sobre la seguridad de las baterías de iones de litio a bordo de las aeronaves.
En ese contexto, la Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA) acaba de emitir una serie de recomendaciones sobre la mejor forma de transportar los dispositivos electrónicos cuando surcamos los cielos. Pautas que principalmente se resumen en un simple consejo: llevar los móviles, cigarrillos eléctricos, tablets y ordenadores personales en el equipaje de mano, nunca en las maletas facturadas en la bodega.
La razón es más que obvia: en caso de que se produzca un incendio, es extraordinariamente complicado extinguirlo en la bodega, mientras que existen protocolos para acabar con esta amenaza al vuelo si éste se produce en la cabina del avión.
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¿Y qué hacer cuando no sea posible cargar con todos nuestros dispositivos electrónicos a bordo? En caso de que sean demasiado grandes para ser transportados en la cabina, la EASA recomienda apagarlos completamente, protegerlos de cualquier activación accidental y empaquetarlos convenientemente para evitar cualquier daño.
Asimismo, si nos vemos obligados a dejar nuestros dispositivos electrónicos en la puerta de embarque, como sucede cuando no hay espacio suficiente en cabina, la recomendación oficial retirar antes todas las baterías -siempre que sea posible- o carga de los cigarrillos, para evitar potenciales incendios.
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