Dos son los debates más acuciantes en torno al coche autónomo, más allá de la propia fiabilidad técnica y la seguridad de sistemas conectados de tamaña criticidad. El primero de ellos es discernir a quién corresponde la responsabilidad legal en caso de accidente, si al propietario del vehículo (antiguo conductor) o al fabricante del vehículo. El segundo de ellos tiene que ver con la decisión que la inteligencia artificial debe tomar en caso de que varios elementos (ocupantes, peatones, animales, etc.) estén en peligro).
Y justo a este respecto, un comité de 14 expertos (entre los cuales había filósofos, tecnólogos y analistas de tráfico) promovido por el gobierno alemán ha emitido una serie de 20 recomendaciones que dan luz verde al desarrollo de los coches autónomos. Y, de todas ellas, la conclusión principal es que “la vida humana siempre tiene la máxima prioridad”, por encima de cualquier consideración animal o material.
Los coches autónomos, ¿avance o retroceso para el hombre?
Y, en el caso de que el sistema autónomo tenga que elegir entre ‘matar’ a un humano u a otro, los expertos germanos se limitan a asegurar que la inteligencia artificial no debe “interpretar” las leyes, sino aplicar las normas de tráfico a rajatabla y minimizar los daños en la medida de lo posible. Y si, por ejemplo, el atropello es inevitable, el sistema no debe jamás “establecer preferencias en base a la edad, sexo o condiciones físicas o mentales de los afectados“.
Esta suerte de código ético (disponible aquí) también indica que el modo autónomo debe ser el predeterminado en las carreteras “siempre que produzca menos accidentes mortales que la conducción manual”. Asimismo, los expertos que han elaborado este informe proponen que el modo (humano o automático) en que circule el vehículo debe quedar registrado en todo momento con el fin de discernir la responsabilidad legal de cualquier incidente.
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