Nadie duda ya de que las redes sociales hace tiempo que dejaron de ser un fenómeno de masas para convertirse en una realidad social más, una herramienta cotidiana para miles de millones de personas con la que abrirse al mundo y comunicarse con sus conocidos -o por conocer-. Sin embargo, igualmente cierto es que la vida de muchas de estas plataformas 2.0 ha sido cuanto menos efímera, ya que la lista de redes sociales que han perecido por el camino es inmensa.
De ellas, muchas nacen ya condenadas al fracaso, bien por falta de hueco en el mercado, bien por su planteamiento, falta de público, etc. Pero tampoco son pocas las redes sociales que han logrado un éxito espectacular (aunque sin llegar a las estratosféricas cuotas que manejan actualmente Facebook, Instagram o Twitter) para luego caer en desgracia y, finalmente, desaparecer de la faz de la Tierra.
Y es que, ¿quién no recuerda la época en que subía sus canciones favoritas a MySpace? ¿O cuándo subíamos nuestras imágenes favoritas a Fotolog? ¿O de cuando España rompía con la tendencia global en favor de Facebook para aupar una red social patria, conocida como Tuenti? Todas las mencionadas lograron ser líderes en sus respectivos momentos y segmentos, pero todas acabaron corriendo la misma suerte: pérdida de interés por parte de los ‘early-adopters’, reducción del número de usuarios activos y, finalmente, la muerte.
Me vienen a la mente Netlog y Sonico…