Todos recordamos el fatídico huracán Sandy, una de las tormentas más dañinas y mortíferas de 2012, el de mayor diámetro jamás registrado en EEUU y el segundo en provocar más daños en ese país, tan solo por detrás de otro nombre propio de esta particular clasificación: el Katrina, datado en 2005. Pues si esta clase de desastres naturales nos llaman la atención y encienden nuestras alarmas y preocupaciones globales, quizás deberíamos comenzar a hacer lo propio con los ciberataques.
Y es que, de acuerdo a un informe publicado por la firma británica Lloyd´s y Cyenge, un ataque informático a escala global podría producir pérdidas económicas similares a las de ese huracán, valoradas en el margen de los 4.600 a los 53.000 millones de dólares. En este montante se incluyen los daños (principalmente interrupciones de servicio y pérdidas de confianza) sufridos por los proveedores de Internet, los proveedores de servicios cloud, las empresas y los consumidores finales. Sin embargo los autores de este mismo informe alertan de que a esta suma se podrían añadir otros conceptos relacionados que subirían la factura hasta los 121.000 millones de dólares.
Ransomware: tendencias y claves de una ciberamenaza en auge
Eso sí, por dotar de algo de tranquilidad hemos de decir que, hasta ahora, los montantes de daños no han llegado ni de lejos a acercarse a estas preocupantes cifras. En el caso del famoso ransomware WannaCry, que afectó a 100 países, su impacto económico fue de alrededor de 8.000 millones de dólares; mientras que la última gran campaña –protagonizada por el virus NotPetya– apenas supuso un perjuicio de 850 millones de dólares, principalmente en Ucrania.
Desde Lloyd´s también han hecho el atrevido cálculo de cuánto supondría en daños un escenario de piratería sobre los sistemas operativos, que oscilaría entre 9.700 millones y 28.700 millones de dólares. Cifras nada desdeñables sobre las que comenzar a preocuparnos… o prepararnos.
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