Los molestos síntomas de alergia incluyen estornudos, secreción nasal, tos, dolor de garganta y dolor de cabeza, que pueden oscilar de leves a severos. Mientras que algunas personas son capaces de hacer vida normal, otras se sienten físicamente enfermas. Si padeces problemas de depresión o ansiedad junto con alergia, es posible que exista una conexión entre ellas. De hecho, estudios científicos han relacionado la rinitis alérgica con tasas más altas de depresión y comportamiento suicida.
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Las personas con alergia, aunque reciban tratamiento a base de antihistamínicos, aerosoles con corticoesterodies, vacunas o lavados nasales, deben continuar habitualmente con su vida normal, pese a que la alergia suele afectar a su desempeño en el trabajo, la rutina cotidiana o los estudios. Cuando los síntomas son severos, cualquier tipo de actividad puede ser físicamente agotadora, a lo que hay que sumar los efectos secundarios de los medicamentos, que incluyen mareo, fatiga, dolor de cabeza, náuseas y sequedad de boca.
Aunque algunas personas no relacionan sus alergias con la depresión, existe una relación a largo plazo entre la salud física y el estado de ánimo. Así, una persona diagnosticada por ejemplo con cáncer o una enfermedad coronaria puede ser más susceptible a tener depresión, pues las enfermedades y los eventos estresantes o traumáticos se incluyen entre las causas clínicas de la misma.
Es importante tener en cuenta que los alérgenos que pueden desencadenar, potenciar o incrementar el riesgo de padecer depresión y la ansiedad no solo incluyen los ácaros del polvo, la caspa de las mascotas, determinadas plantas o el polen, sino numerosos tipos de alimentos -desde los más comunes como marisco, apio o frutos secos a otros más raros como la carne o las lentejas-.
En relación al vínculo entre alergias y ansiedad, un estudio realizado el pasado 2017 con niños con y sin alergias alimentarias -con edades comprendidas entre 4 y 12 años- los investigadores concluyeron que las alergias alimentarias desempeñaron un papel en los niveles más altos de ansiedad social y ansiedad general en niños de minorías étnicas y nivel socioeconómico más bajo. El estudio no encontró un vínculo entre la depresión y las alergias a los alimentos.
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El tratamiento de las alergias también puede mejorar la depresión y la ansiedad. La rinitis alérgica libera citoquinas, un tipo de proteína inflamatoria que podría tener un efecto negativo en la función cerebral, desencadenando sentimientos de tristeza y depresión. Además de tomar medicamentos para la alergia, es posible combatir la inflamación con alimentos como verduras de hoja verde, bayas y nueces, especias como el jengibre y la cúrcuma o el ejercicio regular.
Para paliar o reducir los síntomas de la alergia es recomendable lavar la ropa de cama con frecuencia, aspirar la casa con regularidad, mantener puertas y ventanas cerradas para reducir la exposición a los alérgenos del exterior, usar mascarilla para limpiar, no fumar y beber la suficiente agua. También es importante hablar con tu médico si experimentas efectos secundarios prolongados.
Fuente | Healthline