Cabe destacar que esta misma asociación no se observó en los bebedores de té negro, lo que sugiere que ciertos compuestos específicos propios del té verde pueden conferir beneficios para la salud a largo plazo. En la investigación, se analizaron datos de un estudio masivo realizado en China y destinado a medir qué factores de salud a largo plazo se vinculan con la enfermedad cardiovascular. Así, más de 100.000 personas recibieron seguimiento durante un promedio de más de siete años. Los resultados arrojaron que los bebedores de té habituales vivieron alrededor de 15 meses más que aquellos que no bebían té.
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Entre los probados beneficios de esta infusión, aquellas personas que la consumieron de manera habitual mostraron un 20% menos de posibilidades de padecer enfermedades cardíacas o derrames cerebrales. “Los estudios de mecanismos han sugerido que los principales compuestos bioactivos en el té, los polifenoles, no se almacenan en el cuerpo a largo plazo. Por lo tanto, la ingesta frecuente de té durante un período prolongado puede ser necesaria para el efecto cardioprotector”, apunta Dongfeng Gu, autor principal del nuevo estudio de la Academia China de Ciencias Generales.
“En nuestra población de estudio, el 49 por ciento de los bebedores de té habituales consumían té verde con mayor frecuencia, mientras que solo el 8 por ciento prefería el té negro”, agrega Gu. “La pequeña proporción de bebedores habituales de té negro podría dificultar la observación de asociaciones sólidas, pero nuestros hallazgos sugieren un efecto diferencial entre los tipos de té”.
No obstante, algunos expertos como Jodie Relf, portavoz de la Asociación Dietética Británica, sugierieron que los efectos protectores mostrados en el estudio podrían no estar directamente relacionados con el té verde en sí solamente, sino reflejar factores de estilo de vida saludables como mantenerse hidratado, reducir la velocidad del día a día para mermar el estrés o poner en práctica un rato para la serenidad y la relajación. Dicho de otro modo, no es una panacea mágica para todas las enfermedades, sino un buen hábito que se puede incorporar a un estilo de vida sano.
“Se ha pensado durante años que beber té puede tener un impacto positivo en nuestra salud, sin embargo, actualmente no hay evidencia suficiente para respaldar exactamente qué compuestos en el té producen estos beneficios para la salud y cuáles son exactamente estos beneficios“, dice Relf, recordando que no podemos seguir comiendo alimentos ricos en grasas saturadas, vivir un estilo de vida sedentario y esperar que el té resuelva todos nuestros problemas como si de una sustancia milagrosa se tratase.
El estudio ha sido publicado en el European Journal of Preventive Cardiology.
Fuente | New Atlas