Mientras que los que usan gafas suelen culpar a la genética, existe un importante factor ambiental que ha acrecentado considerablemente en los últimos años la cifra de casos mundiales de miopía. Se trata del sedentarismo y la reclusión de los niños al interior de los hogares -un fenómeno, en muchos casos, paralelo a la adopción tecnológica-. Según los expertos y en base a un cuerpo creciente de investigaciones, conseguir que los niños jueguen afuera beneficiará su vista y reducirá su riesgo de ser miopes. Por ejemplo, en China 9 de cada 10 jóvenes padecen este mal.
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Un creciente cuerpo de investigaciones explica esta problemática y sugiere que incrementar el tiempo de juego al aire libre puede disminuir el riesgo de que un niño desarrolle miopía. Permanecer en el exterior implica varios puntos positivos: obliga a mirar más lejos e implica mayor exposición a la iluminación exterior, que parece retardar el crecimiento axial del ojo, que cuando es excesivo contribuye a la miopía.
La ciencia revela varias claves en torno a la miopía y la importancia ambiental. Un estudio reciente determinó que incluso cuando un niño tiene dos padres miopes, si no pasa suficiente tiempo al aire libre, la amenaza genética de la miopía aumenta a aproximadamente el 60%. Otra investigación reciente sobre gemelos agrega aún más peso a esa idea, recalcando que las actividades constantes en el interior aumentan el riesgo. Se recomienda, por tanto, un balance saludable de tiempo al aire libre.
4 factores ambientales relacionados con la miopía
Dicho estudio, que ha sido publicado en el British Journal of Ophthalmology, se realizó con 1.991 gemelos, nacidos entre 1994 y 1996 en el Reino Unido. Durante los primeros dieciséis años de vida, los investigadores analizaron el desarrollo, el comportamiento y la educación de cada niño a través de cuestionarios y pruebas, así como la recolección de pruebas oculares.
Curiosamente, el estudio identificó cuatro factores ambientales principales relacionados con la miopía, y algunos de ellos fueron bastante inesperados. Por ejemplo, el estudio descubrió que los niños nacidos por tratamiento de fertilidad tenían un 25-30 por ciento menos de probabilidades de desarrollar miopía, algo que los investigadores atribuyeron a un menor peso al nacer. Otra parte del estudio encontró que los nacidos durante el verano tenían el doble de probabilidades de desarrollar miopía, probablemente porque comienzan a ir a la escuela siendo más jóvenes que muchos de sus compañeros.
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Además, por cada nivel de educación superior que tenía la madre, las probabilidades de que el adolescente tuviese miopía aumentaron en un 33%. Esto podría tener algo que ver con el vínculo entre la inteligencia y la miopía, aunque probablemente también influyan factores sociales como la clase y la riqueza. En el factor tecnológico del estudio, las horas dedicadas a los juegos de ordenador en la adolescencia temprana también incrementaron la posibilidad de padecer miopía.
El fenómeno de pasar tan poco tiempo al aire libre es reciente y perjudica al desarrollo de los ojos. Los autores sugieren en el estudio que “el aumento del tiempo que estamos frente a las pantallas de los dispositivos para usar juegos, redes sociales y entretenimiento digital ha conducido a un aumento en el comportamiento sedentario, una dieta deficiente y una falta de actividad al aire libre”.
Fuente | Science Alert