La tundra en el noroeste de Siberia de Rusia está explotando nuevamente a causa del cambio climático. Así, este verano se ha documentado la aparición de un cráter de 50 metros de profundidad. Esta herida se encuentra localizada en la gélida península de Yamal, registrada por periodistas locales.
Los animales del Ártico pueden reducir la descongelación del permafrost
El área parece (y se siente) como el cráter de una bomba, pero la explosión no vino de arriba, sino de la creciente presión de abajo.
La tundra en Siberia y en otras partes del mundo se trata suelo congelado que contiene bajo su superficie almacenado el gas de efecto invernadero llamado metano, liberado a causa de la descongelación del permafrost, que se derrite un 240% más rápido que hace 40 años. El metano es un gas de efecto invernadero con aproximadamente 30 veces la potencia del dióxido de carbono, que también libera el permafrost.
Giant new 50-metre deep ‘crater’ opens up in Arctic tundra. Blocks of soil and ice thrown hundreds of metres from epicentre of the funnel at the Yamal peninsula https://t.co/2fTA8GZRS4 #YamalFunnels2020 pic.twitter.com/t5CJRVwuRS
— The Siberian Times (@siberian_times) August 29, 2020
Los cambios abruptos en el permafrost de la Tierra pueden ocasionar que trozos gigantes de tundra se disparen en el aire. El metano es inflamable e incluso explota bajo presión. “El calentamiento y descongelamiento del suelo superficial debilita la ‘capa’ congelada, lo que resulta en la explosión que causa los cráteres”, explicó la experta Sue Natali a Gizmodo. El gas puede acumular presión dentro de los bolsillos de suelo no congelado de permafrost llamados criopeg.
Formaciones geológicas increíbles que desconciertan a los científicos
El número de cráteres ha crecido desde 2014 en la península de Yamal, mientras que la posibilidad de estallidos solamente ha aumentado a medida que la crisis climática continúa empeorando. Los incendios se han multiplicado en la tundra siberiana mientras que Rusia ha registrado el verano más caluroso de toda su historia, llegando a batir un récord de 37,8ºC en junio. Además, las temperaturas rusas se situaron entre 6 y 8ºC más altas de lo normal el invierno pasado.
Las olas de calor provocan eventos abruptos en el Ártico como este sorprendente cráter, una muestra más del irreversible Antropoceno que está asfixiando la vida de nuestro planeta, y que exige una respuesta conjunta, radical y urgente para atenuar el cambio climático.
Imágenes | The Siberian Times/Vasily Bogoyavlensky