La supercomputación es aquella con capacidades de cálculo superiores a las computadoras comunes y de escritorio, con una potencia de trabajo y rendimiento muchísimo más elevadas. El pasado 2019, los superordenadores más rápidos funcionaban en aproximadamente más de 148 petaflops -un petaflop equivale a que realizan más de 1000 billones de operaciones por segundo-. Los superordenadores más veloces del mundo se recogen en el ranking TOP500 y están liderados por toda una bestia de IBM llamada Summit.
Tal y como adelantaba CNN, esta supercomputadora, ubicada en el Laboratorio Nacional Oak Ridge en la localidad esrtadounidense se Tennessee, ha identificado 77 tratamientos que pueden detener a COVID-19 en seco. La investigación, recogida en un documento subido al servidor de preimpresión ChemRxiv, incluso podría ayudar a los investigadores a desarrollar una vacuna contra el virus mortal en un futuro próximo.
Cabe destacar que la búsqueda de 77 posibles curas no significa que se haya encontrado un tratamiento para el coronavirus, tal y como explicó Jeremy Smith, director del Centro de Laboratorio Nacional de Oak Ridge para Biofísica Molecular, sino que se trata de un primer paso hacia nuevas soluciones. “Tenemos muchas esperanzas de que nuestros hallazgos computacionales informarán los estudios futuros y proporcionarán un marco que los experimentadores usarán para investigar más a fondo estos compuestos”, agregó el especialista.
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La supercomputadora masiva se encargó de encontrar compuestos que pudieran unirse a la “proteína espiga” o “proteína S” del virus que utiliza para infectar las células huésped. Al hacer que la proteína sea ineficaz, se inhibirá la propagación del virus. Los investigadores se sirvieron de modelos previamente diseñados en torno al pico de coronavirus y simularon cómo las partículas en la proteína viral reaccionarían a diferentes compuestos farmacológicos.
El equipo redujo la lista de 77 a los siete candidatos más prometedores para tratar el virus SARS-CoV-2. “Dados los resultados de ambos conjuntos de cálculos de acoplamiento, nuestro trabajo sugiere que al menos los siete compuestos identificados aquí serían compuestos iniciales razonables para investigaciones experimentales para limitar las interacciones virus-huésped del SARS-CoV-2”, revela el documento.
Para los siguientes pasos de la investigación, los responsables realizarán otra simulación utilizando un modelo de proteína de pico altamente preciso identificado por primera vez en un estudio publicado la semana pasada por otros científicos.
Imagen | Oak Ridge National Laboratory (ORNL)
Fuente | Neoscope