En TICbeat llevamos haciendo un seguimiento intenso de la venta de la unidad de chips de memoria por parte de Toshiba al conglomerado de Bain Capital. Se trata de la operación que debía salvar las delicadas finanzas de la multinacional nipona, que el año pasado manifestó incluso dudas sobre su mera supervivencia y fue incapaz de convencer a sus propios auditores de sus cuentas, a razón de los 18.000 millones de dólares que ingresará por su área de negocio más rentable.
Como bien os hemos ido relatando, la venta debía haberse cerrado el pasado mes de marzo, pero la aprobación regulatoria en China se retrasó de forma dramática para los intereses de Toshiba. Hasta el punto de que Toshiba se planteó seriamente cancelar la operación en su conjunto si no se cerraba antes de mayo.
Pues bien, sobre la bocina, ayer se cerró la venta de su negocio de chips. Ahora, el segundo mayor productor de chips NAND a escala global es propiedad de Bain Capital, consorcio formado a su vez por SK Hynix, Apple, Dell, Seagate y Kingston. Eso sí: Toshiba ha recomprado a renglón seguido el 40% de la unidad.
Toshiba se divide en cuatro compañías distintas para evitar la quiebra
Los miles de millones que se acaba de endosar Toshiba le servirán para compensar las pérdidas y problemas económicos derivados del escándalo contable que amenazó con la quiebra de todo el grupo, el fracaso de su flamante negocio nuclear Westinghouse y el agitado cruce de demandas en que se acabó convirtiendo la venta de su negocio de chips de memoria.
También, como comentábamos al incio, Toshiba protagonizó importantes desacuerdos con su auditor, que se negó a firmar las cuentas de la empresa, al intentar ésta ocultar que llevaba dos años consecutivos con patrimonio neto negativo (tres si nos atenemos a la contabilidad original de su auditor, previa a su aprobación condicional), lo cual constituye motivo de expulsión directa de la Bolsa.
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