El escándalo contable de Toshiba, por el que la firma nipona falseó sus cuentas desde 2008 para ocultar hasta 1.300 millones de dólares en pérdidas, sigue pasándole factura a la compañía, pendiente de un hilo para declarar la quiebra. Y es que, desde que se hicieran públicas estas maniobras ilegales hace dos años, ya van 26 grupos e individuos los que han denunciado a Toshiba con el fin de recuperar hasta 108.400 millones de yenes en inversiones y acuerdos fallidos.
El último en unirse ha sido un grupo de inversores internacional que exige hasta 43.900 millones de yenes en indemnizaciones por daños y perjuicios (el equivalente a unos 350 millones de euros) relacionados con el escándalo financiero de Toshiba.
Desde la compañía japonesa se limitan a afirmar que han reservado una provisión de fondos para hacer frente a las posibles sanciones que pueda imponer la justicia en los próximos meses, informa Reuters. Sin embargo, cabe preguntarse la viabilidad de toda esta estrategia en tanto que la multinacional nipona también ha reconocido dudas sobre su mera supervivencia a corto plazo, así como se ha visto obligada a declarar en quiebra su unidad nuclear (Westinghouse).
Recordemos que Toshiba ya se dividió hace unos meses en cuatro compañías con el objetivo de evitar la quiebra inminente de todo el grupo, una maniobra financiera que ahora ya no puede utilizar de nuevo cuando se amontonen los cheques a pagar a los afectados por su estafa. La única fórmula que le queda a la antaño todopoderosa organización es seguir desprendiéndose de todos sus activos rentables. De hecho, esta semana sabremos quién se hace finalmente con el negocio de chips de almacenamiento de Toshiba, en una guerra encarnizada que ha sido igual de polémica que la caída misma de este gigante asiático.
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