Qualcomm ha sido objeto de muchos titulares a lo largo del pasado curso, principalmente a causa de la jugada a tres bandas que involucró a esta compañía, a NXP Semiconductors y Broadcom en una espiral de adquisiciones que podría haber acabado con la creación de un gigante de más de 100.000 millones de dólares. Finalmente, esta ingente operación se quedó solo en la integración -todavía pendiente de sellarse- de Qualcomm y NXP (gracias al veto de Donald Trump a la fusión de dimensiones titánicas con Broadcom), pero la compañía de chips sigue copando la atención mediática. Aunque en esta ocasión no por un asunto demasiado positivo.
Y es que, después de toda compra y máxime cuando se aterriza en la Tierra después de alzar los vuelos hasta tales alturas, llega el momento de ajustarse los cinturones. La calma después de la tempestad. O a la inversa, según prefieran nuestros queridos lectores. En cualquier caso, Qualcomm está afrontando la consolidación de NXP y las necesidades de realinearse con las necesidades reales del mercado de la forma más rápida, drástica y contundente que hay: despidos masivos.
Multa a Qualcomm de 1.000 millones por comprar la fidelidad de Apple
En concreto, adelanta Reuters, Qualcomm planea prescindir de unos 1.500 empleados en varias de sus oficinas y divisiones. Se trata de una parte muy relevante de su plantilla (compuesta de 33.800 trabajadores) y que prácticamente diezmará su estructura en las delegaciones de San Diego (1.231 despidos se concentrarán allí), San José y Santa Clara (otras 269 salidas).
El objetivo, según ha confirmado la propia multinacional en una nota enviada al regulador, es ahorrar unos 1.000 millones de dólares. Hasta ahora, Qualcomm había tenido en mente lograr esta reducción de costes sin tener que recurrir a los ajustes de personal, pero finalmente ha optado por cortar por lo sano para asegurar “el crecimiento y el éxito a largo plazo”.
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