Atendiendo a las alertas notificadas por el RASFF de la Unión Europea a lo largo del año pasado podemos hacernos a la idea de cuáles son los mayores peligros que atañen a los alimentos en la actualidad, desde las comidas con mayores riesgos a los principales problemas que presentan. El organismo coordina y notifica todas las incidencias detectadas en el Viejo Continente -desde autocontroles a inspecciones oficiales, así como las quejas de los consumidores-.
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Aunque pensemos en carne de pollo, huevos, mariscos como los moluscos o pescados cuando se habla de productos en mal estado, la clasificación del RASFF está liderada por suplementos o productos dietéticos, seguido por frutas y verduras. Por ejemplo, los huevos y sus derivados ocupan el puesto 25 de la clasificación. Estos son, por orden, los diez productos alimenticios que presentan más problemas.
- Suplementos, alimentos enriquecidos y alimentos dietéticos
- Frutas y verduras
- Carne y productos cárnicos (no aves)
- Grasas y aceites
- Varios
- Pescados y derivados a base de pescado
- Materiales en contacto con alimentos
- Leche y lácteos
- Cereales y bollería
- Pollo y aves y derivados
En cuanto a los riesgos, la contaminación ambiental o accidental de la comida y los ingredientes no autorizados en los productos se encuentran detrás de numerosas incidencias. En términos generales la mayoría de las alertas proceden de errores en el etiquetado -por ejemplo, alérgenos no anunciados a sustitución de especies-, o sustancias farmacológicamente activas no declaradas en suplementos.
Riesgos biológicos más frecuentes
Estos son los peligros más comunes:
- Microoganismos patógenos
- Otras categorías
- Alergenos
- Presencia de cuerpos extraños en el alimento
- Composición no adecuada
- Metales pesados
- Alimentos no permitidos en la Unión Europea
- Contaminantes microbianos (toxinas de dinoflagelados en moluscos, las mareas rojas)
- Micotoxinas
- Defectos de etiquetado
Si atendemos a las alertas de seguridad por presencia de patógenos, las más habituales en 2019 fueron Salmonella y Listeria monocytogenes. La primera puede contaminar aguas, vegetales, pollo, huevos o carnes de animales, mientras que la segunda está relacionada con alimentos crudos o poco cocinados, como los quesos de leche cruda. Le siguen la Escherichia coli, que contamina aguas o vegetales y el Norovirus, presente frutas congeladas y moluscos.
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Otros comunes, por orden, son el virus de la hepatitis A, presente en el agua -y común en moluscos bivalvos o en frutas congeladas-, Bacillus cereus -común en salsas, sopas o productos ricos en carbohidratos mal conservados como el arroz o la pasta-, la Campylobacter -presente en carnes poco cocinadas-, Bacillus cytotoxicus que puede aparecer en purés de patata o verduras mal conservados, Clostridium botulinum -en conservas caseras- o Penibacillus, en verduras o en leche cruda y sus derivados.
Por tu parte, existen varias recomendaciones que puedes implementar en el día a día para evitar ser víctima de alguno de estos problemas de seguridad alimentaria: desde evitar los alimentos de procedencia desconocida a lavarte las manos a conciencia, no conservar los restos de comida a temperatura ambiente, cocinar bien los productos frescos, vigilar la contaminación cruzada a través de tablas, superficies o cubiertos y evitar la comida de mayor riesgo en personas inmunodeprimidas, niños, ancianos o embarazadas.
Fuente | OCU