Si te pidieran el ejemplo de una innovación disruptiva, es probable que pensaras en algo relacionado con la tecnología (por eso se suele hablar de disrupción digital).
Son conceptos que suelen ir ligados, aunque no siempre: ya vimos hace tiempo que Ikea irrumpió en la industria del mueble “simplemente” innovando en la distribución y venta de una forma que no se había visto hasta ese momento.
Las innovaciones disruptivas son menos frecuentes porque no derivan de otras anteriores, no son resultado de una evolución. Nadie se espera su llegada y cuando lo hacen ponen patas arriba un sector entero y las empresas que actúan en él. Son capaces de cambiar los hábitos de los consumidores y generarles necesidades que hasta ese momento no tenían.
Sin embargo, las innovaciones no tan radicales son bastante más frecuentes, y deben serlo además, porque la empresa que no innova está abocada a desaparecer. Por muy bien que le vaya ahora y muchos clientes que tenga, el provenir no está garantizado para nadie, porque siempre puede llegar alguien que ofrezca algo mejor que le arrebate su posición de privilegio. Sólo hay dos opciones: adelantar o ser adelantado.
Entonces, ¿por qué sigue habiendo organizaciones que no innovan y se estacan? Tenemos el ejemplo de los taxistas: hasta hace poco eran los reyes del transporte privado urbano, y no se pararon a pensar que su modelo podría resquebrajarse en algún momento.
El asesor de empresas Gordon Tredgold lo achaca al desconocimiento, e incluso el miedo, hacia la tecnología y sus posibilidades. A veces por desinterés, otras por falta de tiempo, hay organizaciones y CEOs que siguen sin prestarle toda la atención que debieran, o que no la conciben como generadora de negocio sino como un gasto más.
Otro fallo que Tredgold reconoce en las empresas que no innovan es que no hacen un seguimiento de las tendencias y hábitos de los consumidores. Saber qué utilizan, qué medios consumen y dónde se mueven es vital, y además cambia cada año. No tiene sentido que en un panorama tan inestable haya compañías que se mantienen inalterables.
Este experto admite que para las grandes corporaciones la gestión dinámica y la toma de decisiones rápida es más difícil que en las empresas pequeñas o en las startups (cuya filosofía es: crea un producto, lánzalo al mercado y después comprueba si funciona). Pero pueden ayudarse de la tecnología para ganar en flexibilidad.
La falta de talento, o contratar al equivocado por ahorrar costes, es otro de los motivos por los que a ciertas empresas les cuesta innovar.
Qué hacen las compañías que sí innovan
La “Generación de Necesidades” es un concepto que no comparto, las Necesidades no se generan ni se crean, Las necesidades son innatas a la condición humana y en la escala de Necesidades de Maslow esta claramente identificadas. Desde hace algunos años atrás, cuando decimos que creamos necesidades los empresarios y hombres de marketing estamos siendo tildados de manipuladores.