Las agresivas políticas fiscales que las grandes multinacionales tecnológicas llevaban a cabo en Europa para pagar menos impuestos siguen suponiendo un importante quebradero de cabeza para compañías como Google, que se vuelve a ver acorralada por una nueva demanda, en este caso del fisco galo.
En ese sentido, las autoridades fiscales de Francia exigen al popular buscador el pago de más de 1.600 millones de euros en impuestos atrasados. Se trata de una suma muy relevante que aún no ha sido confirmada de forma oficial, sino que se ha filtrado por parte de algunos trabajadores públicos del país al portal norteamericano ZDnet. En ese sentido, la suma aún puede variar, ya que la autoridad fiscal emite una evaluación preliminar (de la que estamos hablando) antes del dictamen final que es el que finalmente se eleva contra la firma acusada.
La lucha contra el fraude fiscal en Francia parece que va a ser muy estricta, ya que el gobierno de esa nación ha rechazado la posibilidad de llegar a ningún tipo de acuerdo con las empresas que no hayan pagado impuestos aprovechándose de trampas fiscales de todo tipo. Así, a principios de febrero, el ministro de Finanzas Michel Sapin descartó esta posibilidad, en alusión al pacto alcanzado por Google con el fisco de Reino Unido, explicando que en el caso de Francia las sumas en juego son “mucho mayores” que las que barajaban los británicos.
Recordemos que Google firmó en enero un pacto con la institución fiscal del Reino Unido para devolver unos 130 millones de libras en impuestos evadidos, aunque no había sido denunciada formalmente por ello. De esta forma, Google abonó las tasas impagadas durante más de una década en Reino Unido, tributados principalmente en Irlanda, desde dónde derivaban los beneficios a Estados Unidos. En concreto, el popular buscador había pagado tan sólo 20,5 millones de libras en 2013 a pesar de recaudar, en ese país, nada menos que 5.600 millones de dólares.
Google no es la única compañía bajo las miras de las autoridades fiscales europeas. El pasado año, Apple alcanzó un acuerdo con la Hacienda italiana para pagar 318 millones de euros correspondientes a los impuestos que la compañía no pagó durante los años 2008, 2009, 2010, 2011, 2012 y 2013. Dicha cantidad es inferior, según ha llegado a afirmar la propia televisión pública italiana, a lo que Apple debería haber pagado durante dichos años en impuestos, por lo que muchas voces se alzaron en contra de este acuerdo al considerar que los de la manzana salen beneficiados después de haber tratado de engañar al fisco de ese país.
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