Qualcomm por fin ve la luz verde al final del túnel en que se convirtió la compra de la holandesa NXP, uno de sus principales rivales a escala mundial. La adquisición, anunciada en octubre de 2016 por unos 47000 millones de dólares, se enfrentó desde un inicio a la opinión contraria de la Comisión Europea, que veía con preocupación el creciente monopolio de Qualcomm en el sector de los semiconductores.
Los datos le dan la razón a las autoridades de Bruselas: la futura megafusión de los semiconductores –que involucra a Qualcomm y NXP y, posteriormente, a Broadcom con la propia Qualcomm– supondrá la creación de un gigante con una facturación combinada de 41.200 millones de dólares, según datos de IDC en 2017. Una concentración en el mercado que afectaba sobremanera a las tarjetas MIFARE, explotadas casi en exclusiva por NXP.
Por eso resultaba clave que Qualcomm ofreciera garantías de respetar la libertad de mercado y contribuyera a crear un mercado competitivo para todos los actores. En cambio, la multinacional nos sorprendió dejando pasar el plazo oficial (que acababa el 9 de junio de 2017) para presentar concesiones en ese sentido. Pero al fin las aguas han vuelto a su cauce, y Qualcomm ha conseguido convencer a los reguladores con su última propuesta.
Qualcomm ha ofrecido licenciar a sus rivales las tarjetas MIFARE y otros productos durante ocho años en las actuales condiciones. Igualmente, la compañía se compromete a no adquirir otras patentes no estratégicas de NXP o hacerlo en condiciones similares a las que se han cerrado con MIFARE. Motivos que han convencido a la Unión Europea, que ha dado el ya mencionado visto bueno a la operación.
Recordemos que NXP es líder indiscutible en la industria de los coches conectados, especialmente tras la compra de la estadounidense Freescale Semiconductor por otros 12.000 millones de dólares en diciembre del pasado año.
Leave a Comment
You must be logged in to post a comment.