Hasta ahora parecía que el crecimiento económico y el aumento de la productividad estaban reñidos con la sostenibilidad y eran causa directa del calentamiento global. En gran medida porque los combustibles fósiles siguen teniendo un peso demasiado grande en la producción energética y en la industria de muchos países.
Sin embargo, parece que hay motivos para la esperanza. Mientras el Foro Económico Mundial avisa de que las energías renovables, y en concreto la solar, son viables y la mejor alternativa para el crecimiento económico de la Tierra, la Agencia Internacional de Energía (IEA por sus siglas en inglés) acaba de informar de que las emisiones de dióxido de carbono vinculadas con la energía se han mantenido por tercer año consecutivo, mientras que el PIB mundial aumentó un 3,1%.
Precisamente las energías renovables estarían detrás de este descenso en la emisiones, cuyos progresión se viene observando desde hace 10 años junto con el crecimiento económico mundial.
Las emisiones de CO2 globales del sector energético alcanzaron 32,1 gigatoneladas en 2016. Estados Unidos y China, los dos países más contaminantes del mundo, vieron disminuir sus emisiones, mientras que Europa registró niveles relativamente estables. En cuanto al resto de regiones, las emisiones de carbono aumentaron en la mayoría de ellas, ya que muchos están en plena industrialización.
Aunque la AIE advierte de que esta tendencia no es suficiente para evitar que las temperatura mundial supere los 2 °C por encima de la que había en el periodo preindustrial, lo que probablemente causará sequías, fuertes olas de calor, inundaciones y un aumento del nivel del mar. Consecuencias todas que ya estamos notando.
Los científicos pronostican que los océanos se elevarán por lo menos 90 centímetros este siglo, inundando algunas ciudades costeras, y disparando las temperaturas sobre la media histórica. El calentamiento global promedio superó la marca de 1,5 ° C en algunos meses del año pasado.
Vía | Quartz
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