El pasado mes de julio, un grupo de 12 niños y un monitor de fútbol se quedaron atrapados en una cueva en Tailandia. Fue un suceso extraordinariamente mediático que se solventó días después, cuando un grupo de expertos buceadores lograron rescatar con éxito a todos los afectados. Entre estos héroes, había un británico llamado Vernon Unswoth, quien además de jugarse la vida por estos pequeños también mostró su opinión acerca de la propuesta de Elon Musk para utilizar una suerte de minisubmarino para sacar a los pequeños sin que tuvieran que bucear en ningún tramo.
Unswoth opinó en redes sociales que esa cápsula era demasiado grande para los pequeños orificios que se encontraban en el camino de la cueva, además de que hubiera sido imposible que girara o se moviera con un mínimo de seguridad. Unos argumentos que Elon Musk no pudo contradecir con hechos… pero sí con insultos. Ni corto ni perezoso, el CEO de Tesla y SpaceX llamó “pedófilo” al buceador británico y se jugó “un dólar a que es verdad”.
Aunque el comentario de la vergüenza fue borrado posteriormente por el equipo de comunicación de Tesla, eso no evitó que Vernon Unswoth interpusiera una demanda por difamación contra Elon Musk. Pues bien, los argumentos de la defensa del controvertido directivo –quien ha tenido que renunciar a varios de sus cargos por inventarse operaciones corporativas en Twitter que luego resultaron mentira además de recibir un ultimatum de la NASA para que deje los porros y el alcohol– dejan mucho que desear.
Según el Washington Post, Musk se acoge a la Primera Enmienda -libertad de expresión- para llamar “pedófilo” a una persona a su pleno antojo, sin prueba alguna y en una red social con millones de seguidores. “Esta demanda se reduce a una sola pregunta: ¿Un lector razonable creería que las afirmaciones de Musk estaban respaldadas por hechos objetivos o eran, en cambio, ‘una opinión irreprochable’?”, dicen sus abogados.
Y es que, al parecer, acusar a alguien de un delito de tamaño calado es totalmente legítimo si los lectores pueden intuir que no lo dice en serio, sino que es una “opinión”. No queda claro, eso sí, en qué mente perversa cabe “opinar” que alguien abuse de menores… si no es cierto. “El público supo desde el principio que los insultos de Musk no estaban destinados a ser declaraciones de hecho“, continúa el asombroso escrito de sus letrados.
“Aquí, el lector razonable no habría creído que Musk, sin haber conocido a Unsworth, en medio de una disputa en el patio de las redes sociales, y desde 8.000 millas de distancia, estaba diciendo que estaba en posesión de conocimiento privado de que Unsworth se sintió atraído por niños o estuvo envuelto en actos sexuales con niños“, continúa el escrito. Entonces, ¿por qué lo dijo en primera instancia? ¿Y por qué se reafirmó cuando la comunidad se le echó encima? Una defensa bastante pueril y liviana, que veremos si logra convencer a la justicia estadounidense…