Si no confías en tu producto, nadie lo hará. Jack Dorsey, el CEO de Twitter, se ha tomado esta premisa de forma personal y en un acto simbólico ha comprado 425.000 acciones de la compañía que dirige, por un valor de 7 millones de dólares (algo más de 6.600 euros).
Un movimiento que económicamente hablando es puramente anecdótico pero con el que ha querido lanzar un mensaje a esos inversores que hace unos meses dijeron estar arrepentidos de apostar en su día por una compañía que no ha sabido monetizar sus servicios y que se ha convertido en uno de los canales favoritos de acosadores y radicales.
El gesto de Dorsey se produce poco después de haber conocido los malos resultados financieros del último trimestre de 2016, en los que Twitter registró pérdidas de 167 millones de dólares.
Desde Venture Beat señalan además que las acciones adquiridas por Dorsey podrían haber sido suyas ya en el pasado, concretamente en 2015, cuando anunció que repartiría un tercio de los títulos que ostentaba (aproximadamente un tercio de la empresa) entre los empleados del grupo.
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