Adáptate al empleado
Cada persona es un mundo. Por eso, cuanto mejor conocemos a nuestro equipo mejor sabremos comunicarnos con cada uno de ellos y saber qué funciona en cada caso. Hay quien prefiere no andarse por las ramas y decirle sin rodeos cuál es el error para cambiarlo; otros en cambio son más inseguros y reciben peor las críticas, así que hay que medir más las palabras.
Con ellos por ejemplo es aconsejable emplear “palabras mágicas”, términos que, sin cambiar el contenido del mensaje, mejoran la percepción del receptor (“todavía”, “me gustaría”, la primera persona del plural para potenciar el sentido de grupo. etc).
Vía | HBR
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