Con las comunicaciones por email ocurre algo curioso: la línea entre un mensaje cordial y amable y uno desagradable es muy delgada. En WhatsApp pasa algo parecido pero el correo electrónico se emplea generalmente para temas laborales y cuando hay que solventar algún error o problema, el cuidado en su redacción es crucial.
Al no tener al emisor delante no percibimos el tono de voz ni por supuesto sus gestos; sólo tenemos texto, y si se puede extraer alguna lectura negativa, tendemos a hacerlo. Más aún si nos están poniendo algún “pero” a nuestro trabajo o nos están dando feedback para mejorar. En ese caso la reacción es directamente de rechazo.
Slack, cada ve más cerca de acabar con el email
Los gestores de equipos o responsables de proyecto lo saben, por eso es tan importante que, a la hora de corregir por correo electrónico aspectos del trabajo de los empleados, se tengan en cuenta algunos aspectos para no repercutir en su motivación (y sobre todo, que no suponga un drama).
En este sentido, Jocelyn K. Glei, escritora especializada en la gestión del mail en entornos laborales, da los suyos:
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