La base de la economía digital se basa en el desarrollo de software, en esa capa de programas y aplicaciones que soportan todos los nuevos modelos de negocio de esta nueva era.
Y, dentro de este contexto de nuevo cuño, el talento de los profesionales encargados de dar vida a ese software es más importante que nunca.
En ese sentido, Jesús García Rueda, coordinador de I+D de Ingeniería en U-Tad y profesor en el Grado en Ingeniería en Desarrollo de Contenidos Digitales, recuerda que “el software está en absolutamente todas partes y sus ingenieros están preparados para abordar esta tendencia en cualquier área y nivel, desde la pura implementación (escribir código) hasta el diseño y gestión de la estrategia de software en una empresa”.
Por qué estudiar un postgrado de ingeniería en U-tad es diferente
Una carrera profesional muy amplia y diversa que, además, suele seguir un patrón muy definido hacia el éxito. “Los ingenieros de software suelen empezar por los estratos más bajos en las compañías, dedicándose a la implementación de código”.
“Pero de ahí, en pocos años, lo habitual en la carrera de un ingeniero es que pase a ser diseñador y luego se dedique a la gestión de la estrategia de software”, explica el profesor de U-tad.
“Mucha gente piensa que la ingeniería de software va dirigida al desarrollador raso, pero las perspectivas profesionales son mucho más que eso, más estratégicas que operativas”.
De este modo, entran en juego posiciones como la de Director de Tecnología (CIO), responsables de ciberseguridad, programadores de videojuegos o expertos en realidad virtual o inteligencia artificial.
Todos ellos parten de una misma base común, complementada y orientada a posteriori a través de cursos de especialización, como son los postgrados de U-tad en cada una de estas áreas.
La oferta de postgrados de U-tad se abre al mundo
De hecho, este centro universitario cuenta con un planteamiento muy orientado a guiar a los estudiantes de Ingeniería de Software hacia estos roles directivos por medio de asignaturas complementarias “en temas como la gestión de proyectos, los recursos humanos o empresariales” que no conforman el núcleo de la formación, pero sí “ayudan a acercar la industria y el mundo corporativo a los alumnos”.
A ello hemos de unir el reciclaje continuo de tecnologías, para que “los estudiantes puedan adaptarse y evolucionar con las tendencias del mercado”, añade Jesús García Rueda. “Queremos formar a ingenieros orientados a solucionar problemas, a conseguir objetivos técnicos y de negocio. Esa es la clave”.
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