Quien empezó a hablar sobre el concepto de reputación online (el juicio subjetivo derivado de la suma de impactos vistos en internet sobre algo o alguien) ni se imaginaba cuán rápido (1) evolucionaría el concepto (la suma de estos factores, en las inumerables redes, plataformas, webs y sitios donde se puede publicar, opinar y comentar libremente –incluso anónimamente-), y menos (2) por qué camino natural evolucionaría.
Este artículo es fruto de la colaboración entre Francesc Grau y ReadWriteWeb en español. Es consultor estratégico de comunicación y reputación online, y miembro fundador de STIC.CAT. Lleva 10 años ayudando a empresas, organizaciones y personas a gestionar su comunicación online, consiguiendo sus objetivos de comunicación y construyendo una buena reputación en la red. Invitado por la NASA a Washington en el primer encuentro de la historia de la agencia con usuarios de internet.
Hoy le hablaré sobre este camino que está siguiendo la reputación online, que no deja de ser ciertamente preocupante, ya que por un lado se agota y por otro se prevé que nuestra sociedad, en su universo virtual online, vaya rizando el rizo del círculo de la clasificación y rankeo personal. En estos momentos, cualquiera puede clasificar, etiquetar, votar, rankear, valorar, promocionar, hundir, posicionar y comentar sobre cualquier producto, servicio u objeto viviente en la red. Pero no tardaremos en ver esta misma categorización y clasificación libre y exacervada con avatares y personas reales.
Los sistemas que permitirán este etiquetaje ajeno -personal- no tendrán porque estar supervisados ni exigir identificación segura de ningún tipo (básicamente porque no existe tal identificación –aún-). De hecho, existen ya las primeras experiencias a través de aplicaciones que acceden a perfiles reales, sacados de las principales plataformas sociales (facebook, linkedin, twitter) y puedes evaluar a tus contactos dejándoles un review personal, sin necesidad de validación ninguna, en entornos privados, en los que el sujeto evaluado ignora por completo las valoraciones que terceros han dejado sobre él (prepararé un post sobre este tema en concreto en breve).
Pero, sin correr tanto, un primer ejemplo, y que a mi –personalmente, me parece una verdadera revolución– y que lleva meses facinándome, que va en esta línea y que está teniendo bastente éxito dentro de la plataforma donde se ha implantado son las sencillas listas de twitter. Un etiquetaje personal con el que puedes alistar a quien quieras bajo la etiqueta que te plazca. Evidentemente tiene una utilidad primaria claramente de filtraje y ordenación social, pero no nos engañemos: el feo vicio de ‘etiquetar a la gente’ está aquí, y en el entorno digital no ha hecho más que empezar.
Imagen: Gabriel de la Chapelle
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[…] Me on the Web está disponible desde Google Dashboard. Una vez dentro, los usuarios pueden elegir con qué frecuencia quieren que se les avise si aparecen datos como su nombre, su dirección de correo electrónico o su teléfono en Internet. Además, se pueden introducir nuevos campos para poder controlar de forma personalizada la reputación online. […]
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[…] 1 año, aquí ya hablábamos sobre la importancia del etiquetaje personal y las repercusiones sobre la reputación que iba a poder tener. De momento va cumpliéndose una […]
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