No es ningún secreto que por mucha limpieza que se lleve a cabo o por muy lujosos que sean, los hoteles son lugares de tránsito por los que pasan miles de personas y que, en consecuencia, se convierten en un hervidero de gérmenes. Algunos de los principales objetos o espacios plagados de bacterias son las sillas de las habitaciones, los mandos a distancia de la tele, la carta de la comida, o los secadores de pelo.
Sin embargo, en contraposición a los mentados objetos existe un lugar del que probablemente no tengas que preocuparte demasiado: se trata de las sábanas, cuya tonalidad blanca usual en los hoteles no ha sido elegida de forma aleatoria, sino que obedece a una razón. A primera vista, podría parecer absurdo elegir este color ya que la tela blanca es más fácil de manchar, pero precisamente cobra sentido.
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Las sábanas blancas aseguran a los huéspedes que la cama está limpia y fresca. Y como se ven y se sienten tan limpios, también dan la impresión de mayor lujo, incluso aunque el hotel sea limpio y económico. De acuerdo con Laura McKay, Directora Creativa y Vicepresidenta de Diseño de Interiores de Omni Hotels & Resorts, los huéspedes esperan que la cama de su hotel sea la misma, si no mejor, que la calidad de su cama en casa.
Los hoteles Westin fueron los primeros en popularizar la ropa blanca de hotel en la década de 1990. De acuerdo con Les Roches, una escuela de administración global de hostelería, las camas completamente blancas parecen más lujosas y sirven para brindar una mejor experiencia a los usuarios, incluyendo una percepción más elevada del hotel y un descanso de mayor calidad.
La estrategia de color blanco para mejorar la imagen y la comodidad se aplica también a las toallas y albornoces. El propósito también tiene un carácter práctico ya que la ropa de cama y la de baño pueden lavarse de forma conjunta sin desteñirse.
Fuente | Reader´s Digest